::: LATIDOS

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::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: 4ta Edición. Mar 2008

¿Quiénes somos los peruanos?


Somos el "homo síntesis", la unión de los contrarios que no se destruyen sino cohabitan, aquellos que son y no son, y que pueden ser, que viven orgullosos de ser lo que son, pero que a la vez se avergüenzan de serlo, que pueden llegar al pensamiento más abstracto y a la vez vivir el practicismo más absurdo.

La contradicción no es en nosotros un defecto, sino un estilo de vida. Y es por eso que nos amamos y nos odiamos. O tal vez, debe decirse que nos amamos con odio y nos odiamos con amor. Miramos a los demás y los admiramos, pero a la vez los despreciamos. Amamos a todos y odiamos a todos. Y también todos pueden resultarnos indiferentes. Aquí se unen perro, pericote y gato y comen juntos de un mismo plato. Y es que en realidad comprendemos que no hay cosa como perro, pericote y gato, sino que mas bien, a veces tenemos algo de cada uno y que somos todo a la vez.

Aquí no hay una raza ni varias, sino todas y ninguna. Aquí los blancos no son blancos, ni los negros son negros, aquí hay blancos negros y negros blancos, blancos indios e indios chinos, chinos blancos y negros indios. Este es el mundo de la síntesis étnica, donde inga y mandinga son solo dos referentes en una vasta cadena de intersecciones.

Aquí no hay democracia ni socialismo. Aquí somos pro-todo y pro-nada y a veces, anti-algo. Nos gusta el socialismo y la democracia y sentimos que ambos podrían cohabitar sin oponerse. También nos gusta el autoritarismo y el caos, y no los vemos necesariamente como un mal social. Hemos aprendido por la experiencia que el mal no esta en el sistema político sino en aquellos que lo conducen. Nos hemos defraudado mil veces de nuestros dirigentes, pero nos aferramos tercamente a la esperanza de que surga el líder ideal. La experiencia histórica no es para nosotros el determinante del futuro, sino solo un cuento bien escrito comparable a una buena película de TV. Y claro que amamos a la ciencia, pero ella no nos embruja al punto de erigirse ante nosotros como delimitadora de la realidad, ya que nuestras creencias personales son más sólidas que la verdad más comprobable.

No vivimos según la mente o según el alma, sino según ambos entremezclados relativamente. Tal vez por esto, no logramos comprendernos del todo aunque logramos a veces sentirnos del todo. Cuando lloramos, lloramos del todo, y cuando reímos nuestra risa desborda el alma. No hemos aprendido a vivir la vida por parte, sino por todo. Tal vez por eso es que podemos ser niños sin dejar de ser adultos, o adolescentes sin dejar de ser ancianos. Y es que no anulamos las etapas de nuestra vida, sino mas bien las sumamos. La vida no son para nosotros etapas que debemos alcanzar sino partes de un todo que se renueva y avanza cada día nutrido por la fecundidad de todo lo vivido atrás. Por eso podemos recordar cosas tristes con felicidad y cosas felices con tristeza. Para nosotros, alegrarnos puede ser una experiencia triste o deprimirnos una experiencia dulce, no en función del contenido de la experiencia sino a la intensidad con que es vivida.

Somos peruanos ¡no nos pidan definiciones! No tenemos definiciones, o tal vez es que nosotros somos la definición. No podemos entendernos a través del pensamiento occidental o el misticismo oriental, pues no somos ni occidentales ni orientales. No encajamos en las taxonomías académicas, ni en los postulados del yin y del yan. Solo podemos entendernos a partir de nosotros mismos.

Tal vez nuestra mayor riqueza llegue a ser que logremos saber que somos algo nuevo. Nada ha habido semejante a nosotros atrás y es por esta falta de referentes -y de no haber inventado aun otros nuevos- que nos hemos pasado la vida intentando encajar en parámetros y terminologías ajenas. Y es que tal vez nuestro principal defecto (no para nosotros sino para los que nos ven desde afuera), es que no tenemos la necesidad de definirnos. Somos nosotros y eso nos basta. No necesitamos pensar para existir, no necesitamos debatirnos entre el ser o no ser, no necesitamos una razón para vivir. Nosotros somos, por eso existimos. Somos, por eso el no ser es irrelevante. Nuestra razón no esta en saberla, sino en serla. En ser esto nuevo, profundamente contradictorio, profundamente vivo, profundamente humano, profundamente síntesis... en ser peruano.





Jul. 2002
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Es extraña la libertadViaje






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