::: LATIDOS

::: LATIDOS
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: 4ta Edición. Mar 2008

Mi tío querido



Las palabras, tío, no bastarán para expresar los sentimientos, las emociones profundas por tu partida. Hay cosas que quedarán atesoradas en el alma, aquí adentro, agolpadas, esperando el día del encuentro definitivo, donde por fin conoceremos cómo fuimos conocidos, donde hablaremos sin decir palabras, porque todo se conocerá.

Pero déjame, tío querido, decir algunas cosas, porque aunque ahora no las puedes escuchar, las escucharás el día en que todo sea publicado, y nuestras vidas queden expuestas ante todos: el día de Cristo nuestro Señor.

Déjame decir que algo se ha roto dentro de mí y que me duele. Porque cuando pienso en mi familia y anhelo su salvación, pienso en ti. Y doy gracias a Dios por que te rescató de una forma vacía de vida, y te llevó a la luz. Y no te quedaste con tu luz, sino que quisiste trasmitírsela a los demás. Y enfrentaste la lucha, la incomprensión y hasta el rechazo. Porque no eras perfecto, pero querías hacer la obra de Dios. Y entendías que no era a ti a quien rechazaban sino a tu Señor. Y te angustiabas porque no entendían, pero luego orabas y te sobreponías, y seguías adelante. ¿Acaso quedó alguno que no oyera de tus labios la Palabra de Dios?...

Y te amé tío. Porque entendí que tu habías conocido de verdad a Cristo. Que esto no era en ti una experiencia pasajera, que no era sólo para calmar tu conciencia. Yo te conocí por tus frutos, tío, y sé que Dios también lo hizo. Y te amo porque amas al Señor. Porque esto nos unió ¿verdad?, con la unidad incomprensible del Espíritu, donde el tiempo y el espacio no son significantes.

Pero ahora lloro tío. Lloro porque talvez pude haber hecho más junto a ti y no lo hice. Porque no pude entender por qué pudiste ser afligido tanto. Porque sé que Dios estaba contigo y no entendí su propósito. Lloro porque ya no me dirás: "Toñito, hermano" por un tiempo. Porque sé que te dolió separarte de nosotros. Querías hacer más ¿verdad, tío? Querías edificar la iglesia. Y te fuiste pensando que aun te faltaba mucho. Y me dolió.

Pero también sé que tú estás bien ahora, tío. Que ahora estás comprendiendo que todo el dolor no fue nada. Que la gloria del Padre lo llena todo. Ahora sientes ya ese "excelente peso de gloria" junto a Pablo y los muchos millares, allá donde no hay llanto ni dolor.

Pero a los que quedamos aquí nos queda mucho por hacer. Tomaremos la posta, tío, y continuaremos la labor. Y sé que el Señor añadirá cada día a los que habrán de ser salvos. Porque no lo haremos nosotros, sino el Espíritu de Dios. Nos repondremos, tío, y seguiremos adelante. Llenos de tu ejemplo, y de tu valor. Enjugaremos nuestras lágrimas con el recuerdo de lo mejor que tú significas para nosotros. Y se lo contaremos a nuestros hijos para que sepan que en nuestra familia se levantó un grande de Dios, un siervo... mi tío querido.




03.03.1998
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
El hombreEs extraña la libertad





::: tus latidos