Graznido de gaviotas,
suave ronquido de olas
y yo sentado frente a las rocas.
Vuelvo a caminar por Ancón
después de tanto tiempo,
a contemplar sus edificios,
su boulevard y sus yates.
Pero, sobretodo,
vuelvo a ver su mar, mi amigo,
y a ser cómplice de su atardecer.
Las gaviotas ya meriendan,
hunden sus picos en la arena
apenas la ola se aleja
y disfrutan la caza marina.
Y esta tarde tibia
no puedo evitar recordarte,
recordar el amor,
recordar la pasión.
Es que fuiste tan real, princesa,
que aun ahora te siento.
Fue todo tan intenso,
que aun ahora te deseo.
Me enamoré de ti, sabes,
de una forma que aun no entiendo,
pero que se hundió fuerte,
muy fuerte, en mí.
Y ha pasado el tiempo
y voy aprendiendo a sobrevivir,
a soñar anacronías,
a nutrirme de su añeja savia.
Y despertar sumido en la conciencia
de que ya no estás aquí,
que ya no estarás más, ¿verdad?..
ya debo vivir sin ti.
Por eso hoy, delante de las olas,
de esta gaviotita que viene hacia mí,
de las rocas y del viento,
me despido de ti.
Con lágrimas y con soledad
Con gratitud y con nostalgia,
porque fuiste tú, solo tú
mi primer amor...
03.11.2007. 5:37 pm
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